Dedicado al aguacate, amenazado por volcán y Trump
TOCHIMILCO. Los campesinos que cultivan aguacate al pie del volcán Popocatépetl, en Tochimilco, están acostumbrados a que el coloso escupa ceniza y rocas incandescentes. Ahora también se las ven con los amagos de Donald Trump de cerrar la frontera.
La incendiaria retórica de Trump se ha convertido en una amenaza tal vez mayor a la que representa el “Popoâ€, que hace 25 años despertó tras décadas de estar dormido. Cerrar la frontera significarÃa cerrar el mercado estadounidense, destino de 80% del aguacate de México, el mayor productor mundial con casi dos millones de toneladas en 2018.
“Entonces, al darnos cuenta del muro que quiere poner Trump, nos perjudicarÃa porque nuestro producto allá es muy apreciadoâ€, dice Genaro RamÃrez, un veterano cultivador de aguacate cuyo cabello canoso asoma bajo el sombrero.
“Los americanos lo consumen mucho, nos pagan con dólar y eso ayuda mucho para la economÃa de Méxicoâ€, dice RamÃrez a la AFP mientras se toma un descanso del trabajo en la huerta para asistir a la feria anual que el pueblo dedica al aguacate.
Estados Unidos es el principal importador de aguacate, que fue domesticado en el sur de México y cuyo nombre viene del náhuatl “ahuacatlâ€, que también significa testÃculo. Este fruto verde se ha convertido en parte de la dieta de los estadounidenses, vital para la tostada en el desayuno hasta el guacamole en el Super Tazón.
La locura por el aguacate en Estados Unidos se ha alimentado tanto por los beneficios que implica su consumo como por su masiva distribución gracias a que en los últimos 20 años se flexibilizaron las condiciones para su importación desde México. Los cerca de 2.000 millones de dólares que representan las exportaciones de aguacate son emblemáticos en el comercio entre estos vecinos.
PATADA EN LOS “AHUACATL†Cerrar la frontera, como advierte Trump si México no “detiene inmediatamente TODA inmigración ilegal hacia Estados Unidosâ€, serÃa una patada en los “ahuacatl†tanto para los consumidores estadounidenses como para los mexicanos que lo cultivan. El presidente estadounidense suavizó el jueves pasado su idea de un cierre inminente de la frontera.
En su lugar, amenazó a su vecino con aplicar aranceles a la importación de automóviles si no frena el flujo de inmigrantes y drogas. Pero ya se habÃa desatado el pánico por el aguacate: en las noticias se advirtió que Estados Unidos se quedarÃa sin aguacates si Trump cumplÃa su amenaza, y los precios se dispararon 34% el martes.
En el frenesÃ, varios expertos señalaron que era demasiado simplista de reducir el intercambio comercial por 600.000 millones anuales entre México y Estados Unidos a un solo fruto. El periódico satÃrico The Onion contribuyó al debate con un artÃculo en el que señalaba que “con suerte, esto significa más puestos de trabajo para las patrióticas frutas estadounidensesâ€.
Pero en Tochimilco, en el estado de Puebla, las amenazas de Trump no están para dar risa. Si Trump “ya no quiere (aguacate mexicano) pues vamos a perder mucho, va a haber mucha pérdida de empleo, pues ya no hay mucho trabajo. ¿En qué va a trabajar (la gente)?â€, se pregunta Donato Amelco, otro campesino de bigote canoso, mientras prueba aguacates en la feria.
No obstante, la mayorÃa de los aguacates se quedan en México, pues pese a ser el mayor exportador, consume 78% de su producción. Pero los campesinos de la zona no serÃan ajenos a un cierre fronterizo, pues con ello el mercado mexicano se saturarÃa y los precios se desplomarÃan.
AGUACATE EN TODAS SUS FORMAS En esta feria anual se celebra al aguacate de muchas formas, no sólo en guacamole, sino también en mousse, helado, tortas dulces, mermeladas y más. Y para coronar el evento, la joven Wendy Galicia es elegida Reina del Aguacate.
Con su clima templado y dos cosechas anuales, Tochimilco es un sitio perfecto para cultivar aguacate, y es piedra angular para la economÃa local. Los árboles de aguacate rodean la zona y se estrechan en las faldas del volcán, que alcanza los 5.500 metros sobre el nivel del mar y es vecino de la comunidad de unos 3.000 habitantes, erigida en torno de un monasterio de la época colonial.
Ahà se cuentan unas 200 granjas de aguacate de tamaño medio y que venden a intermediarios, que lo comercian en el mercado. Los pobladores de Tochimilco, profundamente arraigados a sus tradiciones indÃgenas, tratan de verlo todo con la misma calma con que ven al activo “Popoâ€.
“El volcán no nos da miedo para nadaâ€, dice la campesina Juana Analco sobre “Don Goyoâ€, como lo llaman los pobladores. “Además, cada año se suben ofrendas para que nos siga dando de su tierraâ€, añade sobre una de las tradiciones indÃgenas en torno al volcán. Algunos quizá esperan que esto también dé resultado con Trump.