Se destruyeron los sistemas de mallas de media sombra, los cuales cayeron sobre los cultivos en diferentes etapas de desarrollo. La colonia más afectada fue Blas Garay, donde la horticultura representa la base del movimiento económico.

El perjuicio económico es significativo, atendiendo a que la mayoría de los agricultores habían recurrido a entidades bancarias o financieras, tanto públicas como privadas, para sostener la producción de esta etapa de siembra. Las pérdidas no fueron cuantificadas aún.

Juan Vázquez, uno de los perjudicados, explicó que es necesario instalar mallas, debido a las altas temperaturas que influyen negativamente en el rendimiento final. “A partir de ahora, necesitaremos la refinanciación de nuestros créditos; caso contrario, ya no podremos producir”, dijo el horticultor.

La experiencia negativa que dejó la fuerza de la naturaleza pone nuevamente en el tapete la necesidad de la implementación del seguro agrícola como respaldo en casos de efectos negativos en la producción del campo.